“El desapego no es que no debas poseer nada; es que nada te posea a ti.
No se trata de suprimir el deseo, sino de transformarlo, de convertirlo, de liberar de la mejor manera posible su potencia: desear un poco menos lo que nos falta y un poco más aquello que tenemos. Desear un poco menos lo que no depende de nosotros y un poco más aquello que si depende. En resumen, se trata de esperar un poco menos y querer un poco más, de esperar un poco menos y amar poco más.”
El deseo es una fuerza innata que nos proporciona la energía para luchar por lo que deseamos. Es importante aprender a orientar bien el deseo y a tomar el control de nuestra conducta en lugar de movernos por impulsos. Cuando aprendemos a canalizar esta fuerza, disponemos de una fuente de energía muy potente que, unida a la voluntad, permite perseverar a pesar de los obstáculos.
El deseo, junto con la alegría, la visión positiva y el buen humor, es un elemento de automotivación que nos permite vivir cada día de forma más consciente y con mayor nivel de bienestar.